miércoles, 29 de octubre de 2025

Anglicanorum Coetibus .Los católicos ganan fuerzas en Inglaterra.

 

Anglicanorum Coetibus .Los católicos ganan fuerzas en Inglaterra. 

¿Puede superar el número de católicos al de anglicanos en Reino Unido? Con la constitución del Anglicanorum Coetibus-Iglesia Anglo-Católica hay indicios que pronto podría suceder. 

Por Michael Mansilla. 

En noviembre de 2009, en un gesto tan audaz como inesperado, el papa Benedicto XVI firmó una constitución apostólica que abriría una puerta institucional sin precedentes: Anglicanorum Coetibus. 

El documento, discreto en apariencia, ofrecía a comunidades enteras de anglicanos una vía para ingresar en plena comunión con la Iglesia Católica sin renunciar a su liturgia, su espiritualidad y su patrimonio teológico. En un tiempo en que el cristianismo occidental parecía fracturarse cada vez más, el Vaticano tendía un puente hacia un grupo que, durante casi cinco siglos, había permanecido en la orilla opuesta. 

“Ut unum sint” (“Que sean uno”)  

El jueves 23 de octubre de 2025 se hizo historia en la Capilla Sixtina cuando el Papa León XIV y el Rey Carlos III oraron uno al lado del otro, marcando la primera vez desde la Reforma Protestante que un monarca británico reinante y un Papa oraron juntos durante una visita de estado real al Vaticano. 

El Papa León XIV dirigió la oración del mediodía del Oficio Divino, de pie bajo el fresco de Miguel Ángel de “El Juicio Final” y flanqueado por el arzobispo anglicano de York, Stephen Cottrell, el rey Carlos y la reina Camila. 

El servicio de oración ecuménico contó con la participación del Coro de la Capilla Sixtina junto con los coros de la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor y la Capilla Real de Su Majestad. 

El rey Carlos asistió a la canonización de John Henry Newman en 2019 y recientemente León XVI se convirtió en el primer monarca británico en visitar el Oratorio de Birmingham, que Newman fundó en 1848. 

La visita real se produce mientras el rey Carlos continúa el tratamiento contra el cáncer, diagnosticado por primera vez a principios de 2024.  

El Palacio de Buckingham dijo que la visita de estado del rey, pospuesta a principios de este año debido a la mala salud del Papa Francisco, celebra tanto el Año Jubilar 2025 de la Iglesia como "el trabajo ecuménico entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia Católica, reflejando el tema del año jubilar de caminar juntos como 'Peregrinos de la Esperanza'".  

Tras las reuniones en el Vaticano, el rey Carlos tiene previsto visitar la Basílica de San Pablo Extramuros, lo que revitalizará los vínculos históricos entre Inglaterra y la basílica papal. Una silla recién encargada que lleva el escudo de armas real y la frase en latín “Ut unum sint” (“Que sean uno”) se ha instalado en la Basílica de San Pablo Extramuros para que el Rey Carlos y sus sucesores la utilicen durante futuras visitas. Esto fue informado por la agencia Vaticana de Noticias 

Carlos III, se está blindando. 

La Corona Británica se encuentra en el nivel más bajo de popularidad en décadas, y sus propios súbditos dudan en continuar con la monarquía. 

Un príncipe desertor Harry, un príncipe ladino Andrés, un paria, despojado de sus títulos de nobiliarios, sueldo, expulsado de la familia real, y otras docenas de casos judiciales, financieros incluidos, afectan a la casa real de Windsor-Mountbatten. Los ojos están esperanzados en heredero el Príncipe William. 

Los analistas políticos ven en el acercamiento de la Iglesia de Inglaterra al Vaticano, mantener una cabeza visible que "dirija" el anglicanismo-ya quebrado- por un posible final de la monarquía británica. Carlos III se está blindando. 

Esto podría demostrarse con el doble juego del Vaticano. Los “papistas” católicos romanos están reclutando sacerdotes y fieles en las puertas de la Iglesia Anglicana, y Carlos III nunca se posicionado en contra.  

 Carlos III es la autoridad máxima de la Iglesia de Inglaterra (anglicana). Pero en la práctica el Arzobispado de Canterbury ha quedado en manos de una cúpula LGBT. Allí comienzan los problemas. 

Sarah Mullally, de 63 años, que era la obispesa anglicana de Londres desde 2018, es ahora la arzobispesa de Canterbury, máximo cargo en la Iglesia (anglicana) de Inglaterra y en la Comunión Anglicana. Mullaly no sólo es mujer; también se ha mostrado a favor del aborto, del matrimonio del mismo sexo, las bendiciones a uniones homosexuales y un lenguaje femenino aplicado a Dios. 

No es ningún secreto en el Reino Unido, que Carlos III, es un conservador, y su relación con Arzovispesa Mullay es distante. El intermediario entre ambos suele ser su amigo personal y también conservador el arzobispo anglicano de York, Stephen Cottrell. 

Esto fue el colmo para los anglicanos conservadores, tanto fieles como sacerdotes que se han marchado a otras denominaciones, pero sobre todo al nuevo rito anglo- católico, creado por Papa Benedicto XVI Anglicanorum Coetibus, un puente entre Roma y Canterbury. 

Del cisma a la búsqueda de unidad. 

Para comprender el alcance de este fenómeno, es necesario recordar el origen de la ruptura entre Inglaterra y Roma. El cisma anglicano se gestó en el siglo XVI, bajo el reinado de Enrique VIII, cuando el monarca rompió con el Papa Clemente VII al negarle la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón. En 1534, el Acta de Supremacía proclamó al rey como “Cabeza Suprema de la Iglesia de Inglaterra”, separando oficialmente al país de la autoridad papal. 

No obstante, el nuevo culto inglés no surgió como una creación ex nihilo: conservó buena parte de las estructuras, ritos y jerarquías del catolicismo medieval. Las reformas doctrinales fueron graduales, y el anglicanismo osciló durante siglos entre corrientes más “protestantes” y otras más “católicas”. 

La llamada “vía media” —un intento de equilibrio entre Roma y Wittenberg— definió buena parte de la identidad anglicana. Sin embargo, esa ambigüedad teológica fue también su mayor debilidad, pues generó divisiones internas cada vez más marcadas. 

Durante los siglos XVII y XVIII, la Iglesia de Inglaterra se consolidó como institución estatal y símbolo de la monarquía, pero al mismo tiempo fue perdiendo dinamismo espiritual. El metodismo y otros movimientos disidentes atrajeron a los sectores populares, mientras el clero oficial se mantenía ligado a la aristocracia y al poder político. 

La Iglesia de Inglaterra ante el espejo 

Para muchos observadores, la crisis del anglicanismo refleja una tensión irresuelta entre identidad nacional y fe universal. 

Su estructura episcopal, su liturgia, su teología sacramental y su herencia cultural lo acercan al catolicismo; sin embargo, su autonomía respecto a Roma y su apertura a la reinterpretación doctrinal lo distancian cada vez más del cristianismo histórico. 

En su intento de adaptarse al mundo moderno, la Iglesia de Inglaterra ha perdido el equilibrio entre tradición y renovación. 

Mientras sectores liberales abrazan las agendas culturales del siglo XXI —desde la ideología de género hasta la redefinición del matrimonio y del sacerdocio—, los fieles más tradicionales se sienten espiritualmente huérfanos. 

El anglo-catolicismo y los Ordinariatos han venido a llenar ese vacío, ofreciendo una vía de regreso a la continuidad de la fe apostólica sin renegar del legado inglés. 

Conclusión: un regreso al hogar espiritual. 

La historia del anglo-catolicismo es, en última instancia, la historia de una nostalgia: la nostalgia de la unidad perdida. 

Durante casi quinientos años, Inglaterra ha vivido dividida entre Roma y Canterbury, entre la fidelidad a su herencia católica y su afirmación de independencia religiosa. 

Hoy, mientras la secularización avanza y las viejas certezas se desmoronan, cada vez más ingleses descubren que el regreso a Roma no significa una traición a su identidad nacional, sino una reconciliación con sus raíces más profundas. 

El catolicismo en Inglaterra, lejos de ser una reliquia del pasado, se presenta como una propuesta de futuro.

¿Puede superar el número de católicos al de anglicanos en Reino Unido? Hay varios indicios de que está a punto de suceder, o que no falta mucho tiempo.  

Conocer el numero miembros de las Iglesias y otras confesiones es difícil en el caso de Inglaterra y Gales. Los censos oficiales solo se consulta la pertenencia a una iglesia determinada en Escocia e Irlanda del Norte. Ha partir de 2024 en Inglaterra y Gales no se incluye en el censo la pregunta por religión, ni identidad de género. Los censos o más bien los sondeos, lo realizan instituciones como Sociedad Bíblica a YouGov ,The Quiet Revival y otras organizaciones cristianas. Para complejizarlo más, las distintas confesiones dan otros números a veces muy distintos.  

Continua próxima semana, articulo completo en el blog de archivos 

 

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La Oficina de Regulación de Estadísticas confirmó el 12/09/2024 que las estimaciones de identidad de género del Censo 2021 ya no son estadísticas oficiales acreditadas y están clasificadas como estadísticas oficiales en desarrollo. Para obtener más información, consulte: Información sobre la calidad de la orientación sexual y la identidad de género para el Censo 2021 

statistics.ukdataservice.ac.uk 

El último censo de 2021muestran una creciente variedad de creencias, y las personas no religiosas superan en número a las demás religiones. Se encontró que la población de Inglaterra y Gales estaba afiliada en un 47,0% a la Iglesia de Inglaterra, que también es la iglesia estatal, seguido de un 37,2% de no-religiosos,9,6% a la Iglesia Católica Romana   un 6,5% de musulmanes y un 1,7% de hindúes, 0.90% sijismo, 0.50%, judaísmo 0.50%. Las denominaciones religiosas registradas oficialmente se elevan a 191, incluyendo a los Rastafaris, zoroastrismoBahaí o la Iglesia Jedai, inspirados en las películas de Star Wars. 

Se declaran católicos 6,2 millones como cifra para Inglaterra y gales. Eso daría 6.4 % de la población total. Dentro del cristianismo en Inglaterra y Gales (26.17 millones cristianos), los católicos representarían el 13.8 %. 

Según fuentes de la Santa Sede La web de la Iglesia Católica declara (con datos de 2018, antes de la pandemia) que hay en Inglaterra y Gales aproximadamente 6,2 millones de católicos, a los que se sumarían otros 700.000 en Escocia. Y según el censo de 2021 de Irlanda del Norte, en esa parte de la Isla Esmeralda viven otros 805.000 católicos. Contando inmigrantes polacos, lituanos y muchos ucranianos son católicos En total, 7'7 millones en el Reino Unido Católicos Romanos, practicante o declarados católicos. 

Pero es difícil de medir, porque los estudios miden muchas veces cosas distintas. En Gales o Inglaterra. Unos sondeos miden lo que el encuestado declara ser en cuestión religiosa; otros, la frecuencia con la que dicen ir a la iglesia (muchos exageran); otras veces hay técnicos que en cada templo cuentan los asistentes de un domingo dado; otras veces, no se cuenta a los inmigrantes (los africanos y caribeños pueden ser católicos o anglicanos, pero si los polacos, lituanos y muchos ucranianos son católicos). 

La contabilidad en un domingo dado que declaró la Iglesia anglicana en Inglaterra y Gales (y no las otras regiones) detectó en 2024 a 582.000 personas en sus templos un domingo. La Iglesia católica consideraba que en 2023 tenía 555.000 católicos en un domingo dado en misa, sin recuperar aún las cifras de antes de la pandemia (en 2019 eran 700.000). 

Pero en 2025 muchos se han fijado en unos datos nuevos del informe The Quiet Revival, encargado por la Sociedad Bíblica a YouGov. Es una encuesta Inglaterra y Gales en 2024, que considera "practicantes" ('churchgoers', 'que van a la iglesia') a quien declara serlo. Católicos y anglicanos consideran practicante a las personas si concurren o participan en actos litúrgicos. Esto es en Navidad, Pascua, bautismos, casamientos, toma de la comuniónconfirmación, fiestas patronales, confesión y misa. Se considera católico practicante a quienes se hallan bautizado-incluso personas adultas- obligatorio, al menos para el catolicismo concurrir a misa y tomar los sacramentos una vez al año para declararse 'churchgoer' practicante). 

Pero este sondeo detecta que, en 2024, entre los "practicantes" o "churchgoers" de Inglaterra y Gales, un 34% del total de practicantes eran anglicanos (en 2018 eran un 41%), mientras que un 31% eran católicos. Es decir, en el mundo "practicante", los católicos casi son tantos como anglicanos, aunque los que se declaran anglicanos son muchos más. 

Otro dato que ha llamado la atención: entre los 'churchgoers' o practicantes adultos jóvenes, los que tienen entre 18 y 34 años, un 41% se declaraban católicos, un 18% pentecostales y solo un 20% anglicanos (cuando en 2018 eran un 30%). Según esto, en números absolutos habría el doble de jóvenes católicos que de jóvenes anglicanos. 

Otra novedad es que, entre los jóvenes, católicos o protestantes, se declaran más practicantes los hombres que las mujeres. La fe cada vez interesa más a los varones. Por el contrario, hay algo que distrae a las mujeres que creen de integrarse o participar en las comunidades cristianas, es el tema del aborto o la igualdad en el sacerdocio. 

Pero hay una denominación que crece porque la practica en la vida diaria va unida a la religión. El islam, los musulmanes rezan hacia la Meca al menos tres veces al día y concurren si o si los viernes a las mezquitas. Mientras los templos anglicanos son abandonados el número de mezquitas crece. 

Aunque los anglicanos y protestantes siguen siendo numéricamente superiores, la tendencia muestra una curva descendente pronunciada, mientras que la comunidad católica mantiene o incluso aumenta su proporción, especialmente en Escocia, Irlanda del Norte y norte de Inglaterra. 

El fenómeno se explicaría-pero solo en parte-, por la fuerte inmigración procedente de Polonia, Filipinas, Irlanda, África y América Latina comunidades tradicionalmente católicas que han revitalizado las parroquias del Reino Unido. 

Mientras tanto, la asistencia regular al culto anglicano ha caído a niveles mínimos. En promedio, menos del 2 % de la población asiste semanalmente a los servicios de la Church of England. En cambio, la asistencia a misa católica ronda el 5 %, una proporción más estable y con signos de recuperación en Londres, Birmingham, Liverpool y Manchester. 

Además, la percepción pública hacia el catolicismo ha cambiado de forma radical. En la Inglaterra victoriana, declararse católico era casi sinónimo de traición al monarca. Hoy, la fe católica es vista por muchos como un bastión moral frente al relativismo y el caos doctrinal que aquejan al anglicanismo. 

Una respuesta a la crisis anglicana. 

En noviembre de 2009, el entonces papa Benedicto XVI sorprendió al mundo cristiano con un gesto sin precedentes: la constitución apostólica Anglicanorum Coetibus, un documento que abría las puertas de la Iglesia Católica a comunidades anglicanas enteras sin exigirles renunciar a su identidad litúrgica, musical y espiritual. No se trataba de un retorno individual al catolicismo, sino de la creación de un espacio eclesial propio: los Ordinariatos Personales para anglicanos en comunión con Roma. 

El texto papal respondía a un fenómeno silencioso pero profundo: la migración de grupos anglicanos –obispos, sacerdotes y fieles– que, decepcionados por las reformas doctrinales y éticas dentro de la Comunión Anglicana, buscaban una comunión plena con Roma sin perder su herencia inglesa. Anglicanorum Coetibus (para grupos anglicanos) grupos de fue su respuesta institucional. 

Esta constitución (la única promulgada por Benedicto XVI) contiene las disposiciones a seguir para la <<institución de ordinariato personal para los anglicanos que desean volver a la plena comunión con la Iglesia católica». Se dirige a los grupos de fieles, laicos y sacerdotes anglicanos que desean volver al catolicismo, manteniendo sus ritos y tradiciones. 

La constitución apostólica prevé el mantenimiento de algunos elementos del patrimonio espiritual y litúrgico anglicano, entre los cuales el uso de libros de la liturgia anglicana aprobados de la Santa Sede, la facultad de erigir seminarios, la posibilidad de admitir al presbiterado católicos ministros anglicanos (también obispos) ya casados (el rito de ordenación anglicano es considerado no válido por la Iglesia Católica, por lo tanto, los sacerdotes anglicanos necesitan un nuevo orden). 

La publicación del documento vino después de que algunos fieles pertenecientes a la Comunión anglicana tradicional solicitaran a la Santa Sede poder volver al catolicismo. 

  

Una “tercera vía” dentro del catolicismo 

Un ordinariato personal para antiguos anglicanos, abreviado como ordinariato personal u ordinariato Los Ordinariatos funcionan como estructuras canónicas equivalentes a una diócesis, pero sin territorio propio y sujetos a la diosesis. Agrupan a fieles de tradición anglicana que ahora profesan la fe católica. En la práctica, son una suerte de “rito anglicano católico”.  Una estructura canónica dentro de la Iglesia Católica establecida para permitir que "grupos de anglicanos " y metodistas, episcopalianos,  se unan a la Iglesia Católica preservando elementos de su patrimonio litúrgico y espiritual.  

Desde entonces, estos ordinariatos han ofrecido a antiguos anglicanos, episcopales y metodistas un camino para entrar en comunión con la Iglesia católica conservando gran parte de su patrimonio inglés. 

La Santa Sede, consciente del profundo valor histórico y teológico de la tradición anglicana, decidió ofrecer una solución institucional inédita: los Ordinariatos Personales, jurisdicciones equivalentes a diócesis, pero no ligadas a un territorio, sino a las personas que pertenecen a ellas. 

De este modo, los sacerdotes y fieles provenientes del anglicanismo podían entrar en plena comunión con Roma manteniendo elementos de su identidad, como el Book of Common Prayer, la música coral inglesa, la arquitectura y la sobriedad de su liturgia. La intención de Benedicto XVI fue sanar una herida abierta desde la Reforma del siglo XVI y, al mismo tiempo, preservar lo mejor de la cultura religiosa inglesa. 

Cada Ordinariato posee su propio ordinario —que puede ser un sacerdote o un obispo— y un clero formado tanto por antiguos ministros anglicanos como por sacerdotes católicos. En conjunto, los tres Ordinariatos suman centenares de parroquias y miles de fieles distribuidos en varios países del ámbito angloparlante. 

Uno de los aspectos más notables de esta iniciativa fue la posibilidad de que sacerdotes anglicanos casados pudieran ser ordenados en la Iglesia Católica, con dispensa especial del celibato, sin que ello afectara la disciplina general del clero latino. 

Lejos de ser una concesión menor, Anglicanorum Coetibus representó un gesto de magnanimidad ecuménica y una hábil maniobra teológica: permitir la unidad sin uniformidad, integrar la diversidad sin fracturar la doctrina. Roma tendía la mano, no para absorber, sino para reconciliar. 

En palabras del propio Benedicto XVI: 

“No buscamos el proselitismo, sino la comunión; no la absorción, sino la unidad visible en la verdad y la caridad.” 

Esta apertura hacia los anglicanos conservadores contrastó con la creciente deriva liberal de la Comunión Anglicana. Mientras en Roma se afirmaba la ortodoxia doctrinal, en Canterbury se multiplicaban los debates sobre moral sexual, autoridad episcopal y redefinición del matrimonio. 

Liturgia inglesa, comunión romana. 

La joya litúrgica de los Ordinariatos es el rito Divine Worship, una misa católica celebrada en inglés sacral y con cadencias del histórico Book of Common Prayer de 1662. Este rito conserva himnos, plegarias y un estilo de celebración típicamente anglicano —solemne, coral y poético—, pero teológicamente plenamente católico.  

Identidad y misión actual 

Lejos de ser simples refugios para conservadores, los Ordinariatos han demostrado una vitalidad notable. En ellos se combina el rigor doctrinal católico con la sensibilidad litúrgica y cultural inglesa, atrayendo tanto a conversos como a católicos que buscan una liturgia más solemne y un ambiente de comunidad tradicional. 

Los tres Ordinariatos personales. 

Desde la promulgación de Anglicanorum coetibus, se han establecido tres Ordinariatos personales en el mundo: 

Nuestra Señora de Walsingham (Reino Unido, 2011): con sede en Londres y bajo la protección de la Virgen de Walsingham, patrona del santuario mariano más importante de Inglaterra. 

  

Ordinariato de San Pedro (Estados Unidos y Canadá, 2012): con sede en Houston, Texas, y una notable expansión en América del Norte. 

  

Nuestra Señora de la Cruz del Sur (Australia y Oceanía, 2012): con sede en Sídney, abarcando comunidades de toda la región. 

Estos Ordinariatos han permitido la incorporación a la Iglesia católica de miles de fieles, así como de centenares de clérigos —entre ellos, obispos, sacerdotes y diáconos anglicanos— que fueron reordenados válidamente según el rito latino. 

Formación, liturgia y sacerdocio 

Una de las particularidades de los Ordinariatos es que conservan su propia liturgia, basada en el “Divine Worship, una forma litúrgica católica que adapta elementos del Book of Common Prayer y de la tradición inglesa. Su lenguaje, estilo musical y espiritualidad reflejan la herencia anglicana, pero en plena comunión con la doctrina y la autoridad de Roma. 

Respecto a la formación del clero, los candidatos al sacerdocio de los Ordinariatos estudian en seminarios católicos ordinarios, aunque reciben una preparación complementaria específica sobre la teología, historia y espiritualidad anglicanas. En algunos casos, los Ordinariatos poseen centros propios de formación o acuerdos con universidades católicas, pero las ordenaciones son siempre conferidas por obispos católicos, conforme al rito latino. Cabe destacar que Roma ha permitido la ordenación de sacerdotes casados procedentes del anglicanismo, en virtud de una dispensa especial otorgada ad casum, lo cual constituye una excepción pastoral dentro del celibato sacerdotal latino. 

La cuestión del sacerdocio y el celibato. 

Aun así, la presencia de sacerdotes con esposa e hijos ha otorgado a estas comunidades un perfil pastoral particular, con una espiritualidad más familiar y laical, que algunos han descrito como “una respiración doméstica dentro del catolicismo romano”. 

El papa Francisco mantuvo la línea de su predecesor, integrando los Ordinariatos dentro de la estructura ordinaria de la Iglesia. El cardenal Robert Sarah llegó a definirlos como “un laboratorio de unidad”: una prueba de que la comunión eclesial no exige uniformidad cultural, sino fidelidad doctrinal. León XVI continua la doctrina. 

Pese a su tamaño reducido, las parroquias de los Ordinariatos —en Houston, Londres, Sídney o Toronto— atraen tanto a conversos como a católicos interesados en una liturgia más reverente y un lenguaje sagrado que muchos consideran perdido tras el Concilio Vaticano II. 

El Ordinariato Personal de la Iglesia Católica Cátedra de San Pedro, se encuentra modesta calle residencial de Houston. 

Aunque está en plena comunión con la Iglesia Católica, la práctica litúrgica del ordinariato está profundamente arraigada en las antiguas tradiciones anglicanas. Sin embargo, quizás el aspecto más interesante del ordinariato es que, a pesar de la rápida secularización cultural en Estados Unidos, muchas de sus parroquias, conocidas por sus liturgias reverentes y su respeto por la tradición, prosperan. 

Según varios sacerdotes del ordinariato, el crecimiento de la diócesis se debe principalmente a los jóvenes, especialmente a las familias jóvenes americanas y canadienses. Entonces, ¿qué está pasando y por qué tantos jóvenes y familias se sienten atraídos por el ordinariato? 

Poco más de 10 años después de su fundación, el Ordinariato de la Cátedra de San Pedro cuenta con 11.255 fieles, 81 sacerdotes, siete seminaristas y 36 parroquias y comunidades en 15 estados y tres provincias canadienses. 

Desde entonces, estos ordinariatos han ofrecido a antiguos anglicanos, episcopales y metodistas un camino para entrar en comunión con la Iglesia católica conservando gran parte de su patrimonio inglés. 

El crecimiento del ordinariato aún no ha disminuido. Actualmente hay 14 comunidades en formación y varias parroquias nuevas se establecieron tan solo el año 2024.  

La Iglesia Católica Presentación del Señor en Montgomery, Texas, es una de esas comunidades que después de comenzar con 90 miembros en 2019, ahora tiene más de 600 fieles que asisten a misa todos los domingos. El edificio de la iglesia era anteriormente un sencillo granero en los bosques del sureste de Texas.  

Debido a este crecimiento, Presentación del Señor fue elevada a la categoría de parroquia en el ordinariato hace seis meses. Hoy, ese granero ha sido consagrado, y ha tenido varias ampliaciones, pero manteniendo un "estilo iglesia texano". Todo con dinero aportado por los fieles y donadores particulares. 

Hoy es el hogar espiritual de cientos de familias, que provienen de todas partes de Texas. 

En sus amplios terrenos hay una cancha para béisbol y otra para soccer. También un espacio para las barbacoas, una tradición americana. 

La es centro actividades de ayuda social, lucha contra alcoholismo, drogas, grupos de autoayuda, apoyo a la enseñanza, comedor comunitario o banco de alimentos. 

 Complementarios, no competidores 

En una entrevista con CNA, el padre Charles Hough, rector del ordinariato en Houston, explicó que estas no están en competencia con el resto de la Iglesia, sino que está destinado a ser complementario.  

“Esto no es una competencia en absoluto; de hecho, complementa la misión de la Iglesia”, explicó. “Si bien nos enriquecemos, también nos enriquecen los fieles católicos que nos rodean”. 

Hough afirmó que el ordinariato existe para promover la misión evangelizadora de la Iglesia Católica de salvar almas y, al mismo tiempo, enriquecer y ser enriquecido por la Iglesia. Cree que el ordinariato puede profundizar la vida de fe de cualquier persona, incluso de quienes han sido católicos toda su vida.  

Mientras servía como sacerdote episcopal en Dallas, Hough decidió convertirse a la Iglesia Católica en 2011. Gracias a disposiciones especiales otorgadas por el Vaticano, pudo ser ordenado sacerdote católico casado un año después. 

Si bien sus aspectos fundamentales son reconocibles para cualquier católico de rito latino, la liturgia del ordinariato utiliza el "Adoración Divina: el Misal ", un misal aprobado por el Vaticano en 2015 que se nutre de fuentes anglicanas y presenta numerosas particularidades anglicanas. En una misa ordinaria, el sacerdote se dirige al altar durante la mayor parte de la liturgia y las oraciones se dicen en una forma más antigua del inglés, llamada "Prayer Book English", que, según Hough, contribuye a elevar aún más la misa como un espacio sagrado, separado de la vida cotidiana. 

  

  

Los niños en el ordinariato reciben el sacramento de la confirmación a una edad más temprana que en la mayoría de las diócesis, a menudo al mismo tiempo que reciben la Sagrada Comunión a la edad de la razón.  

Los miembros del Ordinariato también participan en varias tradiciones únicas, como la observancia de días de ayuno adicionales, llamados “días de brasas”, y la tradición inglesa de las vísperas corales. 

Padres ayudan a sus hijos a encender velas en la "Liturgia de la Luz Infantil" celebrada el Domingo de Ramos en la Iglesia Católica Monte Calvario de Baltimore. El padre Albert Scharbach, párroco de Monte Calvario, declaró que la edad promedio en la parroquia es de 12 años. Añadió: "Nuestro principal objetivo aquí es revivir las raíces de la fe con frescura y vitalidad. Eso es lo que buscan las familias".  

Si bien muchas iglesias, católicas y no católicas, tienen dificultades para llenar los bancos, varias parroquias ordinariatas, incluidas parroquias en Texas, Florida y California han estado creciendo. 

¿Por qué se unen las familias jóvenes? 

El padre Albert Scharbach, pastor de Mount Calvary, una histórica parroquia episcopal en Baltimore que se unió al ordinariato en 2012 y ha estado creciendo, las familias jóvenes son el corazón de este crecimiento. 

“Las familias necesitan alimentarse espiritualmente; esa es la prioridad”, dijo. “Por eso, nuestro enfoque principal aquí es revitalizar las raíces de la fe con frescura y vitalidad. Eso es lo que buscan las familias. Tiene que estar viva; tiene que ser fresca, pero debe tener raíces”. 

No son sólo familias; adultos jóvenes de todas las etapas de la vida están acudiendo en masa al ordinariato. 

“Los jóvenes buscan el sentido de sus vidas”, dijo. “Buscan una relación verdadera y significativa, y se sienten atraídos por esas señales de esa relación con Cristo. 

El Ordinariato de la Cátedra de San Pedro en Estados Unidos y su expansión. 

En América del Norte, el Ordinariato más grande y activo es el de La Cátedra de San Pedro, erigido el 1.º de enero de 2012 por el papa Benedicto XVI. Tiene sede en Houston, Texas, y abarca Estados Unidos y Canadá. Su primer ordinario fue Monseñor Jeffrey N. Steenson, antiguo obispo episcopal (anglicano norteamericano) de Río Grande, quien lideró la transición de cientos de fieles hacia la plena comunión con Roma. 

Actualmente, el Ordinariato cuenta con más de 40 parroquias, 70 sacerdotes y miles de fieles distribuidos entre Texas, Florida, California, Maryland, Virginia, Carolina del Sur y Canadá. Su catedral, la Church of Our Lady of Walsingham (Houston), se ha convertido en un símbolo de la síntesis entre la tradición litúrgica inglesa y la ortodoxia católica. 

La liturgia empleada en los Ordinariatos —conocida oficialmente como “Divine WorshipThe Missal— conserva el estilo del Book of Common Prayer pero dentro de la estructura del rito romano. Se celebra en inglés tradicional, con un tono reverente, uso del incienso, vestimentas corales, procesiones y música polifónica. 

Este misal, aprobado por la Congregación para el Culto Divino en 2015, es una joya litúrgica que encarna el ideal de Benedicto XVI: “la reforma de la reforma”, es decir, recuperar el sentido de lo sagrado perdido en muchas iglesias occidentales. 

A diferencia de las parroquias católicas ordinarias, las comunidades del Ordinariato tienen una marcada identidad familiar, académica y musical. Sus templos están llenos de antiguos anglicanos, episcopalianos, metodistas y hasta algunos luteranos que encontraron en Roma una continuidad espiritual con su herencia inglesa, pero libre de las fracturas ideológicas que afectaron a sus iglesias de origen. 

En Estados Unidos, esta corriente ha encontrado un terreno fértil entre los conversos intelectuales y artistas, quienes ven en el Ordinariato una síntesis perfecta entre belleza litúrgica, solidez doctrinal y tradición cultural. Entre ellos figuran escritores, músicos y profesores universitarios que antes pertenecían a comunidades episcopales. 

La expansión no se ha detenido. En la última década se han fundado nuevas parroquias y capellanías en ciudades como Washington D. C., Orlando, Filadelfia, San Diego y Ottawa. Incluso en América Latina se han iniciado conversaciones preliminares para establecer comunidades bajo la protección del Ordinariato, especialmente en México y Brasil, donde existen núcleos de exanglicanos y ex-episcopalianos. 

Aunque los ordinariatos fueron pensados para la incorporación de fieles de la comunidad anglicana, en la práctica estan concurriendo catolicos romanos, evangelistasadventistas, bautistas, mormones, testigos de jehová.  

No todos se han convertido, pero concurren y llenan los templos. Aunque la feligresía todavía es de mayoría racial blanca, aumenta la presencia de hispanos catolicos que desean involucrarse en un espacio cultural "más americano", y una iglesia hecha para "las familias". Tampoco tenían previsto la llegada de miembros de la Iglesias Bautistas del Sur, de mayoría racial afroamericana. En algunas parroquias estan presentes los coros góspel. 

El legado de Benedicto XVI. 

A quince años de su promulgación, Anglicanorum Coetibus permanece como uno de los legados más audaces de Benedicto XVI: un gesto de hospitalidad teológica que combina fidelidad doctrinal y apertura cultural. 

No fue una maniobra proselitista, sino un puente entre mundos heridos: una invitación a regresar a casa sin renunciar a la propia historia. 

Para los fieles que cruzaron ese puente, el lema de su misa —“And the Word was made flesh— resume mejor que ningún otro la intención del documento: que la unidad visible entre los cristianos no sea una teoría, sino una encarnación concreta de la fe compartida. 

El Anglicanorum Coetibus un arma de doble filo. 

El Papa Benedicto XVI no utilizo los algoritmos adecuados o se apresuró mucho con el Anglicanorum Coetibus. 

No tuvo en cuenta que catolicos romanos se trasladaron al anglo-catolicismo, donde se mantienes las liturgias y tradiciones sin cambio, muy ligada a los británicos y al anglicanismo. Es decir, los ordinatarios anglo-catolicos siguen celebrando el antiguo rito, pero tienen poco de católico. Esto no es general y las maneras van de parroquia, según el origen de la feligresía. 

También las constantes quejas de los diocesanos por una yuxtaposición territorial y una sustracción de practicantes a las iglesias católicaas 

Falta de autonomía 

Los Ordinariatos no tienen autonomía plena, estan supeditados a la diosesis y nombramiento sacerdotal, en caso de clerigos casados depende del Sumo Pontífice. 

Este punto define la naturaleza jurídica y teológica de los Ordinariatos personales creados por Anglicanorum CoetibusLos Ordinariatos no poseen seminarios completamente independientes como los de las diócesis tradicionales, pero sí tienen estructuras de formación propias, siempre bajo la supervisión directa de la Santa Sede y en comunión plena con los seminarios católicos ordinarios. 

Los ordinariatos no son seminarios “plenos”. 

Los Ordinariatos personales (Nuestra Señora de Walsingham, Cátedra de San Pedro y Nuestra Señora de la Cruz del Sur) son jurisdicciones equivalentes a una diócesis, pero sin territorio. 

Por tanto, pueden tener su propio clero, liturgia y estructura pastoral, pero no seminarios autónomos al estilo de una diócesis tradicional.  

Siguen estando un escalón abajo del mandato de la diócesis. 

En la práctica Cada Ordinariato dispone de un programa de formación sacerdotal propio, adaptado a su espiritualidad y liturgia anglo-católica. 

Sin embargo, la formación teológica y académica se imparte dentro del marco de seminarios católicos existentes o mediante convenios con universidades católicas aprobadas por Roma. 

EjemploEl Ordinariate of the Chair of Saint Peter (EE. UU. y Canada) 

Es el más grande de los tres, y sirve como modelo. 

Posee un programa propio llamado St. John Vianney Ordinariate Seminary (con sede en Houston, Texas). 

No es un seminario independiente en el sentido jurídico tradicional: está integrado al St. Mary’s Seminary (Universito of St. Thomas, Houston), pero con un itinerario formativo paralelo para candidatos del Ordinariato (anglo-católicos). 

Los seminaristas reciben formación filosófica y teológica católica estándar, junto con módulos específicos sobre el patrimonio anglicano, el Divine Worship Missal, historia de la Reforma inglesa y espiritualidad anglo-católica. 

La ordenación sacerdotal se realiza por el Ordinario (obispo o prelado del Ordinariato), debe ser aprobado por diosesis y con aprobación de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ahora Dicasterio para la Doctrina de la Fe, DDF) y por último el aprobado por el Papa. 

Ordenaciones y celibato: un régimen singular. 

Celibato.  

Norma general; excepciones para antiguos pastores casados con dispensa pontificia. 

Los Ordinariatos pueden presentar candidatos casados al sacerdocio (normalmente antiguos pastores anglicanos), pero cada caso requiere dispensa papal individual. Pero los nuevos seminaristas (los formados desde cero dentro del Ordinariato) deben mantener, por ahora, el celibato como norma general, igual que en el rito latino. Algo no muy bien planificado 

El Ordinario no puede ordenar obispos casados ni conferir órdenes sin autorización de Roma. La autoridad que ordena el Ordinario del Ordinariato, con autorización de Roma es el obispo diocesano. 

Podría decirse que forman un “seminario dentro del seminario”: el mismo núcleo teológico, pero con una sensibilidad litúrgica y pastoral inglesa, nacida de la comunión reencontrada. 

Riesgos, tensiones y el fantasma de un posible cisma anglo católico. 

El extraordinario crecimiento del Ordinariato, su perfil conservador y su arraigo en la tradición inglesa también han generado tensiones dentro de la Iglesia. Algunos obispos y sectores progresistas observan con recelo a estas comunidades, temiendo que sean un “refugio litúrgico” para católicos descontentos con las reformas postconciliares o con las líneas pastorales más recientes de Roma. 

La creación de “futuros seminarios plenos” para “sacerdotes anglo-católicos” aún no existe de forma autónoma. Además, falta definir si se aceptarán hombres casados que quieran convertirse a esta nueva rama o si se mantendrá la regla del celibato, como en cualquier otro sacerdote católico. Lo que interesa a los nuevos anglo-católicos es la tradición inglesa que permite a hombres casados acceder al sacerdocio. No les interesa terminar como un sacerdote católico célibe, que por ahora es la regla. 

¿Qué sucede si un sacerdote católico célibe quiere convertirse al anglo-catolicismo para poder casarse? En este momento no es posible. Esto genera una contradicción entre el crecimiento de la feligresía anglo-católica y la falta vocacional de seminaristas. 

De los 20 seminaristas iniciales, apenas hay 7 seminaristas en formación. Por ahora, los candidatos al Ordinariato deben mantener el celibato. 

Otro ejemplo: un hombre casado, de más de 40 años, con hijos ya mayores, económicamente afianzado, que decide convertirse en sacerdote del Ordinariato, no puede hacerlo. Solo se permite la ordenación a candidatos que practican el celibato. 

La última palabra la tiene el mismísimo Papa, caso por caso, después de un largo proceso canónico que puede durar hasta 10 años, y que al menos dentro de la Iglesia Católica Romana no se ha aplicado recientemente. Hubo casos excepcionales con sacerdotes africanos con varios hijos de diferentes mujeres. 

Anglicanorum Coetibus podría crear un cisma multiconfesional. 

Si todas estas condiciones se aprobaran afirmativamente, se crearía una crisis doctrinal dentro del catolicismo romano y del reciente Anglicanorum Coetibus. 

Esto produciría un auténtico cisma en la Iglesia Católica: si se hiciera una excepción con un sacerdote célibe católico romano para integrarse a la rama anglo-católica y esto se extendiera, se destruiría una de las bases del catolicismo: el celibato. 

La rama anglo-católica podría reducir varios aspectos de la comunión con Roma o provocar una ruptura total. La Iglesia anglo-católica, que crece tan deprisa, podría derrumbarse igual de rápido. Los analistas ofrecen dos posibles escenarios: una nueva iglesia de rito anglicano-católico totalmente separada o volver a integrarse a la actual rama conservadora autónoma en impaired communion (en comunión deteriorada) con el arzobispado de Canterbury, lo que podría afianzar la separación de hecho, aunque no oficialmente. Es decir, que existan dos Iglesias de Inglaterra —una conservadora y otra liberal— bajo el mando de una única Corona… si es que continúa existiendo la monarquía británica. 


 

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