lunes, 26 de septiembre de 2022


 

MONGOLIA BUSCANDO SU TERCER AMIGO

Michael Mansilla.

Mongolia podría considerarse un país para unas vacaciones exóticas, pero no para quedarse a vivir. Un invierno -40gc, en la capital Ulán Bator ente bosques siberianos, estepa y el desierto de Gobi. Mongolia resulta un lugar atractivo para las personas que buscan escapar del clima bélico y opresivo impuesto por el Kremlin o huir de la represión China no hay muchas opciones.

No todo es política. Los numerosos pueblos mongoles rusos o rusificados cada vez más tienen como destino de vacaciones o refugio a la antigua tierra de Guengis Khan.

Según la organización británica The Economist Intelligence Unit, Mongolia ocupó el puesto 62 en el índice de evaluación de las democracias del 2019, mientras que Rusia compartió el puesto 134 con el Congo. Durante una reciente visita a Ulán-Bator, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, definió al país como "un símbolo de paz en un planeta agitado", un ejemplo en medio de tantas contradicciones geopolíticas dramáticas y de la incesante multiplicación de conflictos."

Los rusos no rusos.

Aldar Erendženov procede de la República de Kalmukia, una región budista de la Rusia europea. "Escapé a Mongolia después de nuestras manifestaciones contra la guerra", dice el activista de la asociación "No rusos". Aldar abandonó su tienda de ropa en la ciudad Elistá; en 2019 ya había tenido que mudarse a Moscú para evitar ser detenido, tras las protestas contra la elección del alcalde de la capital calmuca, Un ruso, Dmitry Trapeznikov, probable criminal de guerra ruso enviado por Putin a la provincia para evitar que armara más problemas en Ucrania. Además de ruso no sabe nuestra lengua, un requisito plasmado en la constitución de la Republica de Kalmukia.

Los servicios del FSB acompañaron el nombramiento de Trapeznikov con una fuerte represión de los ciudadanos calmucos, descontentos con la elección. En abril de este año Aldar huyó a Ulán-Bator.  amenazado por una acusación de "incitación al odio interétnico", al haber reiterado en Instagram el manifiesto no ruso: "Somos ciudadanos de la Federación Rusa, orgullosos de llamarnos oirates, yacutios, buriatos, tártaros... nunca hemos aceptado la rusificación forzada, la cristianización y la censura de nuestras lenguas y culturas, la deportación, el genocidio, ¡somos los nie-russkij mir! ".

Reconexión mongola.

Al igual que Aldar, muchos ciudadanos rusos de ascendencia asiática consideran a Mongolia como un país hermano y hospitalario. No todo es refugiados. Hay una reconexión con la cultura mongola. Viajan desde Rusia a pasar las vacaciones, hacer excursiones por las montañas y vivir unos días en la yurta, la típica tienda de campaña de estos lugares. Aprender cabalgata, cetrería o tiro con arco, deporte nacional mongol. Repiten viaje los jóvenes y los adolescentes. "No son campamentos de Boys Scouths, es la dura vida de un jinete en la estepa" según los organizadores de estos paquetes turísticos.

Además, Mongolia es fácilmente accesible, basta con ir a Buriatia, la región mongola rusa, y tomar un autobús, sin controles fronterizos especiales. Por eso se ha convertido en un destino popular, y no sólo para los asiáticos rusos.  También muchos rusos no pudientes optan por este destino, ya que no pueden permitirse ir a las playas españolas o a las villas toscanas. Las sanciones económicas y la devaluación del rublo si se sienten.

Como pueblo fronterizo, los rusos realizan un turismo de compras en Mongolia y China. Medicinas y todo tipo productos valen una fracción de lo que pagan en su país. El comercio con China lleva siglos, los tramperos y cazadores Siberianos comerciaban con pieles de lugares tan lejanos como Alaska. Ha Siberia no es fácil llegar, debido a que todo lo producido en Europa o la Rusia Europea debe ser trasladados vía aérea por falta de conexiones terrestres o en el Transiberiano. Un tirón de orejas para Moscú.

Los países eligen a sus amigos, pero no a sus vecinos.

Los países eligen a sus amigos, pero no a sus vecinos. Mongolia tiene solo dos, China y Rusia. Ambos son enormes; y ambos, en diferentes períodos de la historia, solían dominarlo. Tres décadas después del colapso de la Unión Soviética, Mongolia, una vez llamada la 16ª república soviética, disfruta del ejercicio de la plena soberanía. Y espera unas cuantas décadas vertiginosas de crecimiento espectacular impulsado por la explotación de sus riquezas minerales. Sin embargo, su mayor mercado es China, que felizmente engulle todo el cobre, carbón, oro y otros minerales que Mongolia pueda producir. Y su única ruta alternativa a otros mercados es a través de Rusia. Las riquezas naturales deberían comprarle una nueva libertad de maniobra; pero a muchos mongoles les preocupa que puedan conducir a una nueva forma de dependencia, equivalente a la subyugación comercial.

Esa no es la posición del gobierno. Tsogtbaatar Damdin, secretario de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores, insiste en que Mongolia está "muy feliz" con sus vecinos. Sin embargo, a pesar del colorido impulso, Mongolia también tiene una política de "tercer vecino", de hacerse amigo del resto del mundo. Esto sugiere que, en este caso, dos no son suficientes. Mongolia quiere abrirse al mundo y no ser solo el "el sándwich mongol".

La real formación de la República Popular Mongola se concretó en 1924 bajo el apoyo de la Unión Soviética, renombrando la capital a Ulán Bator (mongol "Guerrero Rojo"). La República Popular de Mongolia fue reconocida como Estado independiente por la República Popular de China recién tras el final de la guerra civil china, el nuevo Estado aceptó la petición soviética de reconocer la independencia de Mongolia, con la condición de mantenerse como un país independiente de la Unión Soviética. En la práctica fue Moscú quien "construyo" y "gestiono" la moderna Mongolia. El Ejército Soviético mantuvo sus tropas hasta 1991, dejando su genética, por lo que hay mongoles rubios y de ojos claros.

La República Popular Mongola se alineo con Lenin y Stalin, pero no con Mao Zedong. Una curiosa ley que se mantuvo hasta los años 70s era la prohibición de establecerse en el país a los ciudadanos chinos de la mayoritaria etnia Han. Hoy los nuevos habitantes llegan de la provincia Mongolia Interior. Pero no es tan simple. El ingreso de per cápita es de 4.000 dólares al año, mientras en China es mas de 10.000 dólares y la economía está relacionada con la minería

Mongolia Interior y el reinicio chino.

En la Región Autónoma de Mongolia Interior, en China, los estudiantes presentaron sus quejas y protestaron ante las autoridades, tras la decisión de reducir el uso de su lengua nativa en los programas escolares. Es parte de la política de Beijín de uniformizar el uso del chino mandarín en todo su territorio.

Las manifestaciones y los boicots en la Mongolia Interior han sido los más importantes en décadas; Beijing reprimió las protestas rápidamente: desplegó vehículos blindados en los alrededores de las escuelas devenidas epicentro de las tensiones. Temen que la decisión china de limitar el uso del idioma mongol en las escuelas culmine con la extinción de la cultura de este pueblo. Con miedo de terminar en "Campos de Reeducación" como los Uigures de Xing Xiang, muchos han optado por el autoexilio en la Mongolia.

El reinicio cultural.

El líder de revolución comunista, Mao Zedong tenía una visión completamente distinta sobre las minorías étnicas dentro de China. Les dio autonomía y propicio la conservación de sus idiomas nacionales y cultura. Mao quería demostrar, que la revolución socialista se podía exportar a otras naciones de Asia.

En la China del siglo XXI, estos conceptos ya no son válidos.

El idioma es uno de los criterios oficiales para definir una nacionalidad en la China socialista, pero simultáneamente ha sido objeto de una "ideología del desprecio" por parte del régimen chino que construye la nacionalidad solo para destruirla. El tremendo costo, tanto emocional como económico, al que llega tal mantenimiento del idioma sugiere que la nacionalidad en China puede no entenderse principalmente como cultural sino, en cambio, como político. A medida que más mongoles pierden su idioma, posiblemente el último bastión de su estatus de "nacionalidad", se enfrentan a la perspectiva de convertirse en un país des institucionalizado y despolitizado.

Mongolia quiere una entidad política y nacional, que los diferencien de China. El Dalai Lama y el Papa Francisco.

El Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano, visita Mongolia frecuentemente, ya que practican la misma rama del budismo lamaísta.

Arzobispo mongol.

En agosto pasado-2022- el Papa Francisco presidió el Consistorio en el que creó 20 nuevos cardenales, entre ellos seis prelados asiáticos. Como nuevo cardenal de Mongolia fue nombrado Giorgio Marengo. El gobierno de Ulán Bator invitó oficialmente al Pontífice a visitar el país y Francisco respondió que tiene intención de realizar el viaje. Esto abre las puertas a sacerdotes y obispos católicos romanos puedan tener cardenal de etnia mongol, aunque son pocos cientos los feligreses. En China está prohibido el culto católico romano.

El tercer vecino.

La posición geográfica convierte a Mongolia en un importante tablero geopolítico para las grandes potencias. Ulán Bator se presta al juego, tratando de llevarse bien con China, Rusia y los EE. UU., y al mismo tiempo obtener ventajas económicas.

No es casualidad que en la nueva línea ferroviaria de Mongolia circulen 16 locomotoras producidas por la estadounidense Caterpillar. En forma de ayuda a fondo perdido, Washington también ha destinado 350 millones de dólares para solucionar los problemas de agua en la capital, Ulán Bator, donde se concentra casi la mitad de los 3,3 millones de habitantes mongoles.

Mongolia es cada vez más importante para el abastecimiento energético de China. Ulán Bator acaba de inaugurar una nueva línea ferroviaria que le permitirá aumentar sus exportaciones de carbón a China de 30 a 50 millones de toneladas anuales.

La industria minera representa la mayor parte del PIB de Mongolia, y por su parte Beijing ha aumentado las compras de carbón para hacer frente a los problemas energéticos debido a las temperaturas extremas y los altos precios del petróleo y el gas en el mercado mundial -todo ello en sentido contrario a los objetivos de "descarbonización" que había marcado Xi Jinping.

El gas ruso también pasará por la "ruta de Mongolia" en su traslado a China. Ulan-Bator y Moscú han anunciado que en 2024 comenzarán las obras de construcción de Power of Siberia 2, el gasoducto para transportar hasta territorio chino el gas extraído del yacimiento ruso de Yamal, que actualmente abastece a Europa.

Cuando esté en pleno funcionamiento, Power of Siberia 2 debería tener un caudal de 50.000 millones de metros cúbicos al año, que se suman a los 38.000 millones que teóricamente puede aportar su gasoducto gemelo, que entró en funcionamiento en 2019. El nuevo gasoducto no podrá operar antes de 2030 y en el escenario más optimista impulsará las exportaciones de gas ruso a China hasta 128.000 millones de metros cúbicos al año, una cantidad que no alcanzará a cubrir los casi 200.000 millones que Moscú perderá de Europa en respuesta a la invasión de Ucrania.

En este juego a tres bandas, Beijing sigue siendo el jugador más aventajado: el 90% de las exportaciones mongolas van a China, mientras que las importaciones de productos chinos representan un tercio del total de Ulán Bator. Realmente Mongolia para crecer y diversificarse, para dejar de ser en la practica una provincia china más.

 

Michael Mansilla

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias

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